¿Alguna vez pensaste cuántos litros de agua consumís cada día? La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (ONUAA) intenta generar conciencia sobre este punto y por ello propone pensar en términos de “huella hídrica”. El concepto nació en el año 2002 por Arjen Hoekstra (profesor de la UNESCO) y, junto con la huella de carbono y la huella ecológica, es uno de los indicadores de la sostenibilidad que sirve para buscar una gestión más eficiente de los recursos limitados.
Lo que hace la huella hídrica es medir el volumen de agua que se utiliza de manera directa por las actividades cotidianas y el volumen total de agua dulce requerida para producir bienes y servicios.
La ONUAA asegura que, dependiendo de la dieta, los alimentos que una persona consume a diario oscilan entre los 2.000 y los 5.000 litros de agua para su producción. También ha calculado que el 70 % de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, y advierte que para el 2030 la demanda mundial de agua podría aumentar en un 50 %.
No hay que dejar de tener presente que la extracción y la gestión del agua también tienen un impacto directo en la emisión de dióxido de carbono debido a la energía requerida para su tratamiento y distribución. Por lo tanto, la huella hídrica pretende fomentar un consumo responsable que evite la explotación indebida y así ayudar a combatir el cambio climático.
Hablar del agua y del cambio climático supone prever un aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares, grandes episodios de sequía y más dificultades para acceder al agua potable. Estas consecuencias son algunas maneras en las que se visibiliza el cambio climático en el agua.