¿Sabías que hace dos años el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación estableció el uso de bolsas verdes y negras según el tipo de basura? La iniciativa surgió con la finalidad de unificar los colores con los que cada corriente de residuos domiciliarios (los que se originan en casa) es identificada y separada en la fuente.
Pasando en limpio, la idea de esta medida es que en el territorio argentino se utilice la bolsa verde únicamente para residuos reciclables secos (tales como vidrios, nylon, metales, plásticos, papeles, cartón, telas) y la negra para los residuos orgánicos (por ejemplo: cáscaras de fruta o verdura, restos de comida, filtros para café o té, huesos, semillas y flores).
Esto hará que lo reciclable no se mezcle conlo orgánico y se ensucie, arruine y lo deje inservible. Además, juntar los dos tipos de residuos hace que todo vaya en un mismo lugar, sin tratamiento alguno y con consecuencias para el medio ambiente. Y es en este punto es donde podemos aportar nuestro granito de arena. ¿Cómo? Simple. Con colocar dos tachos de basura en casa e identificarlos según la bolsa y el tipo de desecho que se tira, ya estamos haciendo la diferencia.
Esta distinción también facilitará la tarea de los recuperadores urbanos y se fomentará la economía circular, porque ellos pueden identificar y recuperar los materiales que, más allá de que a nosotros no nos sirven más, pueden tener una segunda vida.
En definitiva, la industria del reciclado genera beneficios de todo tipo. En lo social, representa nuevas fuentes de empleo en forma directa. En lo ambiental, permite transformar los residuos en materia prima y evitar que sean enterrados, por ejemplo, en el CEAMSE (la entidad que se encarga de gestionar los residuos sólidos urbanos del AMBA). Involucrarse en la movida sustentable y comprometerse en familia ayuda a que vivamos en un lugar cada vez mejor.