Aunque parezca, no hay un error en las siglas. No sobra una E porque no se trata de la Real Academia Española (RAE). Los RAEE son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos: equipos que llegan al fin de su vida útil, dejan de cumplir su función y son desechados. Si nos ponemos a pensar un minuto, un gran porcentaje de ellos aún está en nuestras casas. ¿Te preguntaste alguna vez cuál es su tratamiento una vez que los tiramos?

Para empezar a tener una noción, a nivel mundial se estima una generación de RAEE superior a los 50 millones de toneladas al año; una cifra que le gana al peso de la Gran Muralla China (la construcción más pesada de la Tierra) y que, con los años, va aumentando.

En Argentina su producción no se queda atrás. Tiramos alrededor de 470 mil toneladas al año, siendo uno de los países de América Latina con los índices más altos, detrás de Brasil y México. La mitad de esta cifra se concentra en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) y los municipios aledaños y su mayoría termina en los grandes basurales, donde se mezcla con todo tipo de residuos y contamina.

Por suerte, hay grupos que trabajan para contrarrestar esta problemática. Uno de ellos es la Cooperativa “Reciclando Trabajo y Dignidad”, del barrio de Villa Soldati, en Buenos Aires. Después de 12 años de compromiso ininterrumpido con el medio ambiente, son una de las cooperativas oficiales que tiene el sistema de la Ciudad de Buenos Aires para la recolección de residuos y la única de RAEEs.

El tratamiento de estos últimos consiste en la separación de sus componentes para garantizar su reciclado y este proceso se conoce como «minería urbana». Por ejemplo, plásticos de distintos tipos, cobre, aluminio y hierro, además de las plaquetas que se destinan a la exportación para la extracción de minerales como oro, plata y cadmio. De todo un dispositivo, solo el 5% va a disposición final. ¿Vieron cuánto se puede reutilizar?

Tratar RAEEs caseros puede convertirse en un buen hobby para la familia: los más chicos conocen de qué materiales están hechos, piensan en lo que se puede extraer para refuncionalizar y, además, tienen la oportunidad de vender las partes.